Con una sensación de duelo por el empobrecimiento de la memoria histórica del país, recibimos la noticia que el proyecto de ley que declararía héroe nacional a don Juan Rafael Mora Porras fue frenado con el argumento que “…declarar héroe a Mora Porras afectaría la figura de Juan Santamaría como héroe costarricense”
En ese mismo orden de ideas, se complementa dicho argumento con la afirmación que aparece en las redes sociales, en el sentido que no procede la declaratoria porque “Juanito Mora representa al gran conductor político, Juan Santamaría al pueblo, a los que murieron en el campo de batalla, ambos merecen ser honrados…pero de manera diferente”
La comba al palo se encontró con la fórmula de declararlo “padre de la patria y libertador”. El futuro inmediato del evento producido significará dilación y confusión a nuestros estudiantes. Significa todo este corro innecesario, que la historia patria no puede dar otro héroe nacional de aquí a la eternidad. En su lugar, debemos buscar otros calificativos para que el soldado Juan sea el único merecedor de este nombre, “por ser del pueblo”.
Se infiere del argumento que se plantea contra la declaratoria, que el pecado de don Juan Rafael fue desempeñarse en el nivel determinativo de gobierno, estatus que no lo acerca al pueblo, ergo, no puede ser héroe. Sólo pueden ser héroes “los del pueblo”
Esa estigmatización para decidir si un costarricense puede ser o no héroe nacional, reduce los criterios de los legisladores a un punto que el espíritu mismo de usar la historia para mejorar el presente, pierde todo su valor y produce molestias ad naúseam.
Don Juan Rafael no murió en el campo de batalla pero fue asesinado por personas pertenecientes a los más altos niveles de decisión del país que lo adversaban a él y a sus ideales. Por ello, tan merecida es la declaratoria de héroe para el soldado Juan, del pueblo, como para este Presidente.
A propósito, recordemos que “…el regreso de las tropas costarricenses, una vez que William Walker se rindió ante las tropas centroamericanas, el 1° de mayo de 1857 (…) tuvo un gran impacto sobre la población costarricense; incorporó, como actores protagónicos a las comunidades por donde pasaban los soldados, aunque difícilmente un solo costarricense podía quedar al margen de aquella hermosa jornada que constituía la culminación de la epopeya colectiva que, sin lugar a dudas, era el crisol o fragua de la nacionalidad costarricense…”[1] Ergo, “el conductor político” de esta gesta, ¿No puede ser declarado junto a Santamaría héroe nacional? ¿Qué pasará si el nombre de algún ex diputado costarricense es propuesto, por su actuación histórica para ser declarado héroe nacional? ¿Se rechazará ad portas por hacer sido “conductor político”?
Ojalá que la “mentalidad de campanario” a la que hacía alusión recurrentemente nuestro muy querido Enrique Benavides, no alcance las curules de la Asamblea Legislativa.
[1] Juan Rafael Quesada Camacho. El Clarín Patriótico: la guerra contra los filibusteros y la formación de la nacionalidad costarricense. Alajuela: Museo Histórico Cultural Juan Santamaría: Colegio de Licenciados y Profesores, 2006, p. 45.
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