domingo, 17 de noviembre de 2013

Fonabe: un caso de procrastinación calculada


Julia de la O, exdirectora ejecutiva de FONABE
La ley 7658 de creación del Fondo Nacional de Becas, concretó una de las mayores aspiraciones del imaginario colectivo costarricense en lo que a acceso democrático a la educación se refiere: “Conceder becas a estudiantes de bajos recursos económicos para que cursen estudios en cualquiera de los ciclos educativos, dentro o fuera del país. Las becas se adjudicarán con base en el mérito personal, las condiciones socioeconómicas y el rendimiento académico de los beneficiarios” Se estipula un esquema fluido de terciarización del servicio, indicando que las juntas administrativas y las juntas de educación deberán fungir como representantes del Fondo, “…para informar sobre las becas y canalizar sus solicitudes”, además, con el objeto de especializar al órgano en su tarea sustantiva, se determina, por medio de su artículo 10 que: “ Los recursos del Fondo Nacional de Becas serán administrados por un fideicomiso que la Junta Directiva creará en uno de los bancos comerciales del Estado” Todo esto fue desarticulado conscientemente, -sin derogar la ley-, por los políticos de turno en estos últimos años. Su Junta Directiva tuvo carácter vitalicio desde que se inició el funcionamiento del Fondo y no cumplió con lo que la ley le indica en el sentido que debe ser su máxima autoridad y le corresponde, entre otras cosas, formular las políticas, establecer las prioridades relativas a la administración y concesión de becas, y determinar la política, la organización y el funcionamiento administrativo de este órgano.
 Ante la inacción de este tipo de órganos, la Constitución Política confiere al Poder ejecutivo la potestad de intervenir a los órganos adscritos ministerialmente cuando hay problemas en su funcionamiento. Eso nunca lo hicieron y dejaron caer en la devastación al FONABE. La CGR fue advertida también, así como la DHR.
El problema fundamental de FONABE ha sido el financiamiento oportuno a que está obligado el Estado por la propia ley del Fondo, así como la irresponsabilidad de su Junta Directiva quien nunca se ha preocupado por cumplir la ley 7658. Con excepción del período que va de diciembre 1999 a abril de 2002, el financiamiento oportuno no se ha dado y se le explica a la opinión pública que las falencias del Fondo se deben a los malos procedimientos primero y, ahora que la nave está en naufragio, que se debe a que “…no tienen competencia para “corregir” el mal trabajo de los funcionarios”. Todo esto a pesar que quien preside este cuerpo colegiado es el representante del MEP “…quien la presidirá y representará judicial y extrajudicialmente”
Desde el año 2005,  a la sazón, saliente defensor de los Habitantes, José Manuel Echandi afirmó sobre el “complot” institucional para no hacer efectiva la trasferencia de recursos a las organizaciones ejecutoras de la política social del país, al señalar la existencia de: “una estrategia del Ministerio de Hacienda de girar los recursos en forma tardía para que no se utilicen”
También, la CGR ha sostenido que ese ministerio no gira a la Dirección de Asignaciones Familiares (DESAF) los recursos que por ley debe asignarle. Esto llevó en su momento a la DHR a plantear un recurso de amparo ante la Sala IV para que obligara al Ministerio a dar todo el dinero (La Nación, 23/5/05) En FONABE, esta procrastinación calculada le da golpes de muerte pues las becas deben otorgarse mediante un riguroso proceso y además, deben adjudicarse en el momento oportuno. En efecto, el Ministerio de Hacienda ha girado los recursos muchas veces cuando el curso lectivo ha terminado. Ha ocurrido así, pese a los ingentes esfuerzos de esta servidora en su momento, y de las personas que luego han llegado a ocupar la dirección ejecutiva. Ante esto, la Junta Directiva nunca ha actuado en consecuencia. Han cumplido a cabalidad el principio  del “laissez faire, laissez passer, le monde va par lui méme”
La Nación (19/7/05) informó que la Tesorería Nacional suspendía el giro de los recursos del Fideicomiso 478 FONABE-Banco Nacional para el pago de becas a estudiantes. Esto fue la crónica de una muerte anunciada pues el señor José Adrián Vargas me ordenó desde el 2004 que pasara todo el dinero del fideicomiso a la Caja Única del Estado. Esa orden inició un caos anunciado que vemos en directo y a todo color hoy. Ante esta orden ilegal que violentaba la ley FONABE y preveía una burocratización del órgano en sentido peyorativo, esta servidora acudió al Consejo de Gobierno y le informó al Presidente y a su Consejo de Gobierno sobre las nefastas consecuencias de cerrar el fideicomiso, despedir al personal competente y organizar al Fondo con base en el régimen de servicio civil. Don Abel me escuchó y preguntó mucho, así como algunos de sus colaboradores. Luego, salió a la prensa y anunció que no se pasarían los recursos del FONABE a la Caja Única del Estado y que no se despediría al personal para pasarlo al régimen del servicio civil. Mintió. Luego vinieron los colaboradores del señor Arias y le pusieron la cereza al pastel desmantelando el fideicomiso, ordenándole a éste antes de su extinción, el despido del personal y deshacer la organización. ¡Juzguen ustedes estimados lectores y lectoras! Ante todo esto, ¿dónde estuvo la máxima autoridad del Fondo, su Junta Directiva? ¿Por qué la CGR no investigó a este cuerpo colegiado? ¿Por qué hoy la señora Presidenta se queja de la Junta y no la interviene?
Presumo que el Dr. Walter Coto, doctor en derecho administrativo y uno de los impulsores y redactores de la ley de creación de Fonabe, debe recordar cuando nos dijo que él peleó porque sus recursos fueran administrados por un fideicomiso y que no fueran a caja única. Nos indicó literalmente que: “aunque las leyes digan para qué son los recursos, los ministros de Hacienda terminan asignándolos como les parezca” Resaltó también que el principio de caja única no puede ser irrespetuoso de las comunidades ni de las especificidades” El tesorero nacional contribuyó al entierro del FONABE eficaz pues argumentó que el artículo 10 de la ley Fonabe que conmina a administrar todos sus recursos en un fideicomiso en un banco del Estado, se encontraba derogado. Esto siempre ha sido incorrecto desde un punto de vista técnico pues como señala un sesudo dictamen especializado: “…implicaría la desatención del programa de becas, en virtud de que con la caja única, no se tendría la posibilidad de multiplicar los recursos con una inversión sana y prudente, lo que cada vez iría dejando sin contenido económico real a este programa social”
A propósito de usar los dineros de los pobres como negocio, al decir de Vladimir de la Cruz, 88,4% de los entrevistados en una encuesta del año 2005 opinaron que: “…la política de retener los dineros destinados a los pobres es vergonzosa” ¿Usted qué cree?  


miércoles, 9 de octubre de 2013

Movimientos sociales: publicado en el diario La República de hoy

Movimientos sociales en los partidos políticos: ¿es eso posible?
Julia de la O. Murillo, especialista en Estudios Latinoamericanos
La revista TIMES[1] publicó una fotografía de portada representando a quienes protestan, a pesar de tratarse de una publicación liberal y que destaca por antonomasia al individuo. Con ello, está llamando al lector a fijar su atención en un colectivo, motivo digno de reflexión desapasionada por quienes toman decisiones de importancia nacional en cargos de representación popular. En ningún momento califica como amenaza las demandas de quienes protestan: reconoce que los sistemas políticos no funcionan debidamente y que tienen fallas importantes.
Los movimientos sociales generadores de las protestas demuestran que nunca antes ha habido tanta sincronización en la actuación, ni han sido tan cercanas entre sí. Pasaron de un país a otro y llegaron a España denotando un momento de inflexión que demuestra que van a tener cada vez más importancia.
Estos movimientos son importantes y los partidos que participaron en la contienda del 2014, debieron entender esto a fin de alcanzar legitimidad. Volver la mirada a otro lado o bloquear, por ejemplo, que el Foro de Occidente se incorpore con sus luchas en el accionar de la campaña política, no será más que continuar por una vía de autodestrucción de la democracia electoral que tenemos.
Si no hay incorporación de estas voces en los partidos, el mensaje claro que se enviará a la ciudadanía, es que no se van a hacer los cambios que se necesitan para lograr la cohesión social que se impone.
Hay grandes diferencias entre causas y razones de las protestas, mismas que en otros países se dirigen a lograr el fin de gobiernos autoritarios. Sabemos que muchos de ellos han actuado y han dejado las cosas peor de como estaban antes. A veces incluso, no llevan la semilla democrática y han sido excluyentes. Otras veces, han sido exitosos porque botaron gobiernos autoritarios de larga data. Se sabe asimismo, que han tenido éxito en el tanto se enfrentan con partidos políticos y con políticas públicas duras.
“Occupy” Wall Street luchó contra el poder financiero que llevó a pérdidas millonarias que golpearon duro a la gente común. Vemos el caso de Chile donde la protesta se dirige contra la privatización del modelo educativo con altos costos para los estudiantes, de tal suerte que ha cambiado su estratificación social. En Costa Rica, es ya frecuente, leer en las redes sociales una protesta contra los candidatos de uno u otro partido, con la lapidaria frase de: “fulano(a) de tal, no me representa”.
Con conocimiento claro, debemos tener presente que la dinámica que rige a estos movimientos es la acción colectiva orientada a influir en la toma de decisiones sobre asuntos públicos que se desarrolla por vías no institucionales. ¿Por qué por vías no institucionales? Porque éstas dejaron de ser eficaces para responder a la indignación y a la desigualdad crecientes.
El sistema de representación política, concretamente los partidos, deben oír y leer el accionar de los movimientos sociales e incluirlos en su quehacer y no sólo ocuparse de sus asuntos. Hoy asistimos a las elecciones municipales que nos llaman a manifestarnos y no a abstenernos.
Si funcionara bien la democracia, no habría protestas, porque todas las demandas se canalizarían por la vía institucional. ¡Pongamos coto a eso e integremos a los movimientos sociales en el quehacer partidario!




[1] 26/12/2011, vol.178, N°25.

viernes, 7 de junio de 2013

Gabriel Gallegos Valdés



Muy buenas noches.

Parafraseando a Bertrand Russel, y poniendo en mi voz, las reflexiones de Don Gabriel Gallegos Valdés; hombre, amigo, padre, suegro y abuelo, en su cotidianidad, digo: “Tres pasiones simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la Humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación”
Siguiendo el orden de prioridad, luego de las pasiones enunciadas, se impone mencionar un hito que siempre lo mantuvo angustiado: el haber tenido que nacionalizarse costarricense, siendo profunda y dolorosamente salvadoreño. Puedo dar fe que Don Gabriel nunca interiorizó de buena manera el exilio y nunca se reconcilió con esa realidad. Tan es así que los momentos de humor y de entusiasmo, un día sí y otro también, lo trasladaban a su querido terruño: nos contaba sobre su militancia, su compromiso, la cárcel y la represión sufrida por él y por sus compañeros sacrificados en la lucha por una patria democrática. Las patadas certeras en su rostro por parte de sus verdugos, al describírnoslas, lo hacían reír de manera desafiante y nos decía: “me dejaban viendo estrellitas esos bellacos”
 Aquí en C.R. el Gabriel vivaz, enérgico y disciplinado, sólo se reflejaba en ciertos ritos que cumplía cual jesuita con una misión encomendada: nunca, en sus largos treinta años de funcionario público en el Ministerio de Hacienda, llegó tarde, por ejemplo. Tanto impresionó este comportamiento, que el ministro de turno le entregó un premio por ello en un acto solemne. Este asunto me obliga a contarles que, en una ocasión, debió ir al médico de la seguridad social, obligación que lo atormentaba porque le quitaba horas al trabajo. Así las cosas, resolvió acudir a la cita a las seis de la mañana para no robarle horas a su cargo. Cuando llegó, el médico le preguntó la razón por la que no pedía cita después de las siete de la mañana, como todos los burócratas. Don Gabriel le explicó su manía de nunca restarle tiempo a sus responsabilidades laborales. Esta explicación enfureció tanto al médico que le dijo: pero,¿ usted no se percata que si falta horas al trabajo no pasa nada en la burocracia; en tanto que a nosotros nos obliga a atender pacientes tempranísimo?  Don Gabriel, como quienes lo conocieron pueden suponer, le contestó: sí, yo sé que mi función no me eleva ni a tuerca, pero, aun así, no me gusta faltar nunca. Lo odiaron por ello los médicos de la Caja.
Los últimos días de don Gabriel fueron de una vida consciente, con dolor del alma y de su humanidad, con flaqueza y privaciones de confort, pero siempre estuvieron presentes en su comportamiento la ensoñación y el humor: hace unas semanas nos comentó que había soñado que entraba a Caracas con el libertador Bolívar y que éste le decía a las puertas de la ciudad: Don Gabriel, pase usted, y él le respondía, no mi general, pase usted. Esto lo hizo reír como pocas veces lo hizo.
En momentos de dolor y deterioro físico, una mañana dijo a sus hijos gemelos quienes lo cuidaban por las noches entre semana: “Apúrense, báñenme, alístenme pronto porque Hugo Chaves Frías pasa ahorita por mí para acudir a una reunión muy importante”. Por supuesto que lo alistaron con todo amor, ese día y los que vinieron hasta el final. Claro, nunca para reuniones de alto nivel, ni para reconocerle en vida lo que hizo por su país, sino para arroparlo con amor en su partida física de este mundo, el día 24 de mayo próximo pasado, como decía él.
Muchas gracias en nombre de toda su familia aquí presente y de quienes viven en El Salvador y no pudieron estar aquí esta noche.

San José, C.R. 7 de junio de 2013